Conversamos Juan Pablo Sutherland, escritor, activista y editor del reciente libro “Ficciones políticas sobre el cuerpo. Lecturas universitarias de género, sexualidades críticas y estudios queer” (Editorial universitaria, 2017). En la siguiente entrevista, nos cuenta sobre su lucha por los derechos sociales en dictadura y transición, su universo teórico, y su curso “Sexualidades Críticas” que desarrolla en el marco del Magíster en Estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales, de la Universidad de Chile.
¿Cómo se liga su línea política, me refiero a su trabajo realizado en los 80’s, con los estudios literarios y la teoría queer?
A finales de los 80, estaba en la universidad, militaba en las Juventudes Comunistas en el sur y también paralelamente había empezado mi carrera como escritor. Ahí también me había empezado a armar como activista, en la articulación del movimiento homosexual en Chile a finales de los 80, comienzo de los 90. Se nos ocurrió que al llegar la democracia o el proceso de transición política, debíamos articular un movimiento homosexual, porque con la comunidad gay estábamos siendo castigados y sufríamos mucha violencia callejera. La PDI hacia redadas en los cines, en las discoteques. Frente a esa situación de violencia, sistemática por parte de la policía, decidimos armar y fundar el MOVILH, histórico que fue la primera organización política de homosexuales por los derechos civiles en Chile.
Eso tiene que ver con lo estamos que haciendo ahora, teoría política queer. Que podríamos decir, para que sea fácil entenderse, como una “teoría política marica”. Es decir, pensar la memoria, pensar el activismo, pensar el país, desde lugares que nunca habían sido narrados. Nunca habían sido escritos. Lo que yo he hecho durante los últimos 20, 25 años, es recuperar el imaginario cultural de homosexuales y lesbianas en Chile.
Por ejemplo, cuando saqué el primer libro gay “Ángeles Negros”, ¡fue un escándalo público! Me había ganado una beca de FONDART y en La Segunda salió el titular “libro gay con platas fiscales”. Fue un título que me marcó como escritor, porque salí a la luz pública con un escándalo. Escribí un segundo libro de cuentos, ya más tranquilo, sin tanto bullicio periodístico.
Estuve dos años en un taller de Scármeta. Antonio llegó a Chile a finales de los 80, convocó un grupo de escritores que entre ellos estaba yo. Quedamos seleccionados 5 hombres y cinco mujeres. Estuvimos en un proceso de escritura profesional, nos daban una beca y era un lujo para escritores jóvenes que no teníamos nada. Podíamos escribir, nos íbamos de parranda. En esa generación esta Fuguet, Gumucio, Francisco Mohat, Pablo Azócar, Andrea Maturana. Muchos escritores que publicaron en Chile en los 90, somos de esa generación. Que nuestro maestro fue Antonio Scármeta, hoy día es premio Nacional de Literatura.
¿Cómo ha visto la trayectoria de los y las estudiantes del Magíster en Estudios de Género? ¿Cuáles han sido las inquietudes investigativas del estudiantado?
Yo creo que los estudiantes cada vez necesitan nuevos temas, necesitan pensar el género desde lugares más transversales. Por ejemplo, en las últimas tesis que yo he leído, tienen que ver con los medios digitales, con juegos de roles en internet. Es decir, los chicos quieren trabajar el tema de género, pero quieren trabajarlo en otro formato. No quieren hacer el mismo trabajo de género de siempre. En ese sentido los estudiantes en género de Universidad de Chile han ido avanzando. Hay una pluralidad de contenidos sobre el activismo, el feminismo, hay mucho trabajo sobre performance, hay mucho trabajo sobre masculinidades homosexuales. Hay inquietud por temas que son relevantes, que son interesantes para el país
¿Cómo se baja esa experiencia teórica y práctica en la política pública actual?
Falta mucho todavía. Hay una brecha entre lo que la política pública quiere hacer y quiere acercarse y lo que se está haciendo críticamente o investigativamente en las universidades. Más aún en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile. La política pública, debiera ser el espacio donde se tradujera toda la reflexión crítica de la universidad. Muchas veces tienen esa relación, ese puente, pero otras veces no. Por ejemplo, hace falta un estudio de comportamiento sexual, que lo encargó la CONASIDA hace mucho tiempo, 15 años atrás y que se hizo en un momento. Hoy día está habiendo crisis particulares de hepatitis, de otras enfermedades de transmisión sexual y la curva de prevalencia en VIH SIDA empezó a elevarse. Entonces, los centros académicos deberían tener una ligazón y deberían estar analizando por qué la curva del VIH se está disparando, cosa que durante mucho tiempo se mantuvo estable, y eso tiene que ver con una comunidad entre los dos espacios.
¿Cuál es la importancia del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual para usted?
Yo participé en el MOVILH desde su fundación, una organización homosexual histórica, que armó el imaginario para pensar los derechos civiles y políticos de lesbianas y de gays. Fui dirigente público, conocido en el primer momento y creo que fue importante no sólo para los gay, sino que para la sociedad chilena. Que entendieran que eran personas que tenían derechos como todos los otros, que tenían problemas de salud como cualquiera y que se incorporaran y fueran parte de esta sociedad. En ese sentido creo que el MOVILH fue muy importante y aportó mucho. Si no fuera por el MOVILH no tendríamos ley de discriminación. El MOVILH es una organización, un espacio que hizo cambiarle la cabeza a la gente. Porque hace 20, 30 años atrás, si alguien se besaba en la calle, eso era un escándalo. Los carabineros te podían llevar preso, en ese sentido hay cambios. Hay muchas cosas por hacer pero hay cambios.
¿Cómo fue trabajar en el Servicio Público y su labor realizada en la Comisión Nacional del Sida?
Hay que entender que la epidemia, no es una epidemia fija, de repente se han relajado las conductas sexuales, porque hoy día el tratamiento antirretroviral está asegurado, entonces la gente que ya está tomando incluso tratamiento dice: “ah, para qué si estoy tomando medicamento”. El tema es que ahí pasan hartas cosas. En CONASIDA trabajé para intentar articular prácticas específicas para la población homo-bisexual y trabajar con organización. Fue un momento importante, trabajamos un montón de iniciativas, como campañas de prevención por televisión, pero después que CONASIDA tuvo una crisis, todas esas políticas de alguna manera decantaron. Hubo cambios políticos. Llego el gobierno de Piñera, que no estuvo muy de acuerdo con las políticas que se hacían. De alguna manera la política de la CONASIDA se fue desestructurando. Perdió de alguna manera, peso político al interior del movimiento, porque llega un ministro que tiene otro énfasis y cambia la política. Es como empezar de nuevo, llega un ministro, que por ejemplo no quiere promover el condón y hay que volver a convencerlo de por qué es un dispositivo tan importante.
El tema de la sexualidad y el tema de la prevención, se topa con la política y la burocracia. Es siempre un momento muy desgastante. Hicimos unos trípticos para los estudiantes del INJUV que se iban a repartir en los colegios sobre la masturbación, y el Ministerio de Educación no los quiso repartir y ahí se quedaron miles de folletos sin distribuir.
¿Cómo ve las nuevas políticas públicas, como la Ley de Identidad de género, el Acuerdo de Unión Civil, y la articulación política de Derechos Civiles de la comunidad LGTBI?
Creo que efectivamente hay avances, se ha puesto en el espacio público estas discusiones. Se articuló la Unión civil, Matrimonio igualitario, el caso de Karen Atala fue emblemático por respetar el tema de la homoparentalidad. Respetar que pudiese haber dos madres, lesbianas criando a sus hijos. Eso marcó un precedente político, jurídico y social. Las leyes por sí mismas ayudan en determinados ámbitos. Hay gente que cree que son sólo las leyes que hay que cambiar o articular, pero es una parte de la pelea. Lo más importante es la transformación cultural.
En este barrio tenemos visibilidad gay, pero si cruzamos la Alameda, llegamos al parque donde golpearon y masacraron a Daniel Zamudio, en este barrio tan libre, tan chic. Estamos en la misma ciudad, pero cruzando la calle lo golpearon hasta morir. Entonces, las leyes son una herramienta, pero no se tiene que pensar que por sí solo valen, porque tienen que ir acompañadas con transformaciones culturales en todo nivel. Lo que le falta al movimiento homosexual, es no pensar sólo el tema legalista. Incluso con los femicidios hay ley de violencia de género ¿y qué está pasando, por qué se siguen matando mujeres? Significa que no hay una transformación social todavía. Hay una masculinidad brutal que toma la vida de las mujeres y que está naturalizada. Eso con una ley no lo cambias. Lo cambias con un proceso de transformación cultural en las personas.
¿Cómo fue su acercamiento al magíster, cuando empezó a hacer clases, en relación a qué fue?
Yo había hecho clases en el diplomado de género en humanidades, pero cuando llegué al CIEG, lo que encontré más interesante, era que había gente diversa, egresada de sicología, sociología, que tenían mucha inquietud respecto a los temas de género. Creo que para mí fue un aporte, me abrió la cabeza, de alguna manera yo también he aprendido mucho de ellos, porque las clases son muy motivadas. Me gusta hacer clases donde la gente participa, conversemos mucho y también incorporar temas que no ven en otros cursos. Yo siempre llevo las teorías más radicales, los temas más complejos de leer, que tienen un ánimo crítico que les gusta. El mismo libro que vamos a lanzar, responde a ese ánimo reflexivo y crítico. Para mí han sido momentos increíbles, lo paso muy bien haciendo clases y la gente me ha hecho muy bien.
¿Cuáles han sido los temas que trabaja en su electivo de Sexualidades Críticas?
Ese curso yo lo armé porque de alguna manera yo veía los otros cursos del magíster y no se veía tan directamente el tema de la sexualidad como construcción histórica. En ese sentido yo empecé a articular una especie de cátedra que tomara la sexualidad como una construcción histórica, como una construcción cultural, pero tomada de distintos ámbitos. En un momento hicimos la sexualidad desde la perspectiva de la literatura chilena contemporánea. Hemos querido hacer en el curso, una especie de levantamiento topográfico crítico de cuáles son los nudos fundamentales para criticar la sexualidad que hoy día tenemos. La noción de género, hombre, mujer. La construcción de masculinidad, de femenino, algunos tópicos de feminismo. Ir desarmando tópicos, que tienen efectos en el desarrollo de las personas. En ese sentido el curso, cada vez abre más espacio para discutir la sexualidad en distinto actuar.
¿En qué consiste el libro “Ficciones políticas del cuerpo”?
Ficciones políticas del cuerpo, es un libro, que surge a partir de la cátedra “Sexualidades críticas”. Yo tenía la fantasía de que todos los textos de los alumnos se convirtieran en libro y un momento llega el Fondo Juvenal Hernández, y escogemos los mejores textos de los alumnos, porque siempre en las clases vamos cambiando de tema, en el mismo campo, pero un año hacemos performance y cuerpo, el otro año hacemos biopolítica y cuerpo, donde el campo relevante es el cuerpo. Entonces escogí varios textos que son muy buenos, que luego se convirtieron en tesis y se armó un libro maravilloso. Que tiene una lógica maravillosa, yo hice una introducción crítica teórica al libro, y tiene una portada espectacular, tiene una portada de un artista visual amigo mío, Camilo Saavedra, con unas fotografías maravillosas de Macarena Rodríguez.
Son ocho ensayos reunidos en dos partes, y los textos van desde hablar sobre temas de violación, la medicalización de la histeria de las mujeres conceptualizado en el vaginismo, a temas de análisis de textos de Beatriz Preciado, activismo queer punky, marica, historia de la sexualidad durante todo el siglo XX. El gran campo de discusión crítica que propone es un campo bastante variado, por eso es un buen libro.
Revisa nuestra nota sobre el lanzamiento del libro aquí
¿Cuáles son los proyectos futuros, ahora que está terminando el doctorado, y por qué quieres permanecer en el mundo académico?
En mi futuro próximo, publicar el libro. El próximo año voy a publicar una novela, que hace tiempo no publico y creo que también voy a publicar también un libro de ensayos. Espero que me vaya bien, si es que me resulta la beca para Barcelona, irme a Barcelona, que son posibilidades, si no me resulta me quedo acá trabajando. Pero lo que se viene son puros proyectos que me interesan mucho, proyectos del libro, proyectos de trabajo. Con Mauricio Sepúlveda queremos hacer un equipo de estudios independientes, donde vamos a trabajar temas críticos, sexualidad, drogas en distinto ámbitos
Lo que viene y me interesa seguir haciendo en el CIEG, que para mí es un espacio muy cómodo, porque la gente está muy ávida de nuevos contenidos y nuevas discusiones. Y para mí es un espacio relevante, importante, que yo quiero mucho. Además porque mis amigas y mis colegas que están trabajando ahí lo hacen con muchas ganas, con mucha frescura. Todas son estupendas, son jóvenes y tienen mucha vitalidad. A mí me encanta el espacio porque tiene esa energía, en ese sentido me acomoda absolutamente estar ahí.