Erika Ñanco Vásquez (27), proviene de la comunidad mapuche Hualacura de Nueva Imperial. Su rostro aparecía en la prensa con el tradicional trarilonco mapuche y en el cuello una pañoleta verde con el lema: “No bastan tres causales”, en alusión por las demandas de aborto libre, seguro y gratuito. Erika marchó en la histórica huelga feminista siendo una de las voceras de la macro zona sur de la Coordinadora Feminista 8M
Erika Ñanco es integrante de la Asamblea de Mujeres del Gulumapu la cual está compuesta por pobladoras, por mujeres mapuche de comunidad, profesionales, trabajadoras y estudiantes: “Somos mujeres de distintos pueblos que queremos levantar una propuesta transversal hacia las distintas demandas con enfoque territorial”.
La joven mapuche estudia Agronomía en la Universidad de la Frontera donde además participa en la Asamblea de Mujeres de la casa de estudios: “Cuando tenemos esta dicotomía cultural es complejo, sobre todo cuando uno llega a las comunidades a hablar de feminismo y casi es como ‘estar meando fuera del tiesto’. Porque no es un concepto que nació en nuestro territorio, es un concepto ajeno, que viene de las clases altas de Europa principalmente. Nosotras no podemos abordar un feminismo que no sea decolonial, anti-extractivista y antirracista”.
Por Paula Huenchumil
¿Cuándo se constituyó la Asamblea de Mujeres de Gulumpau?
La asamblea se constituyó en mayo de 2018 y surge a raíz de las movilizaciones estudiantiles que llevamos a cabo en las universidades, como una red de apoyo externa fuera del ámbito universitario.
La asamblea está compuesta por juntas de vecinos, por pobladoras, por mujeres mapuche que somos de comunidad, por mujeres profesionales, trabajadores y estudiantes. Si bien nosotras estamos por temas como educación y pensiones dignas, entre otras demandas, le damos el contexto político de nuestra zona, que tiene que ver más que nada con la desmilitarización de nuestros territorios.
En un principio la asamblea surge como una red de apoyo hacia las estudiantes, pero luego se transforma en un espacio de articulación de distintas mujeres que queríamos conversar sobre cosas que trascendían lo estudiantil. Hablarlo solo desde el espacio universitario reducía también las distintas demandas que nosotras como mujeres vivimos a diario. Ello es debido a que, si bien muchas de nosotras podemos ser estudiantes en una época de nuestra vida, las discriminaciones por el hecho de ser mujer nos siguen afectando igualmente una vez que hemos salido del espacio académico. Entonces hemos llevado un trabajo territorial en comunidades, en juntas de vecinos, que es la parte que más nos importa desarrollar, porque en nuestra región la “derecha” está súper metida, por lo que es complejo abordar una perspectiva desde otro ángulo.
El nombre también fue un tema de discusión, porque al principio le habíamos puesto Asamblea de Mujeres de Wallmapu, pero finalmente le pusimos Gulumapu porque así antiguamente se llamaba esta parte de la cordillera, desde la Cordillera de los Andes hacia el Océano Pacífico, desde Copiapó hacia la Isla de Chiloé. Por eso lo articulamos así, ya que queremos ver la posibilidad de hablar con otros territorios, que no sea solamente Temuco. Por ahora estamos funcionando de una manera en tanto regional, hemos tenido contacto con compañeras de distintas localidades de la región, pero nosotras en sí nos centralizamos en Temuco, en la ciudad, y en las comunidades.
¿Cómo se construye el feminismo desde las mujeres indígenas?
Somos mujeres de distintos pueblos que queremos levantar una propuesta transversal hacia las distintas demandas con enfoque territorial. Desde la perspectiva mapuche también hemos estado articulándonos con mujeres de comunidades en resistencia que se han estado organizando de manera autónoma. Porque si bien hoy en día nos damos cuenta que la mayoría de las vocerías dentro de las demandas de nuestro pueblo, han sido históricamente realizadas hombres, también vemos que existe una diferencia y desconocimiento de lo que podemos llegar a decir. En las comunidades se nos ve más reducidas a los temas del hogar y a veces nos autoexcluimos de lo político. También desde las comunidades en resistencia las mujeres se están levantando, organizando y queriendo llevar propuestas que sean propias desde el territorio, con pertenencia local y visión de mujer, más allá del feminismo. También a muchas nos pasa que hablar de feminismo, cuando tenemos esta dicotomía cultural, es complejo, sobre todo cuando uno llega a las comunidades a hablar de feminismo y casi es como “estar meando fuera del tiesto”. Porque no es un concepto que nació en nuestro territorio, es un concepto ajeno, que viene de Europa principalmente. Nosotras no podemos abordar un feminismo que no sea decolonial, antiextractivista y antirracista.
Debemos primero descolonizarlos, hablar desde una perspectiva local y considerar el tema de clase, porque hoy día nos vemos discriminadas el doble o el triple solo por el hecho de ser mujeres mapuche y muchas veces pobres, que es la situación de la mayoría de las mujeres en nuestro territorio.
¿Cuáles serían las principales demandas de Asamblea de Mujeres de Gulumapu?
La desmilitarización del territorio es una demanda que consideramos importantísima, puesto que existe un estado de vulneración de los derechos de nuestro pueblo, más aún con las mujeres. Hoy el Estado se encarga de encarcelar a los hombres y en la mujer recae el sacar adelante a la familia y, además, tienen que llevar toda la carga social, política y emocional, y eso también es violento. No podemos hablar de desmilitarización sin considerar el ámbito personal de cada una de las ñañas (de un modo afectuoso, hermanas, en mapuzungun).
Tenemos incluso casos de mujeres que han sido encarceladas como Lorenza Cayuhan-quien en 2016 dio a luz engrillada de pies y fue vigilada por gendarmes en la Clínica de la Mujer del Sanatorio Alemán en Concepción-, la machi Francisca Linconao que fue uno de los iconos más visibles de rostro femenino que han dado lucha o Macarena Valdés, que fue asesinada por defender su territorio. Vemos que la violencia hacia la mujer en las comunidades no es solo la violencia machista, sino también la violencia que ejerce el Estado patriarcal hacia nuestros weichafes y ñañas, que no salen en la prensa a hablar sobre su situación, están totalmente invisibilizadas.
En una tus declaraciones en el marco del 8M señalaste la importancia del mapuzungun, ¿cómo lo podrías explicar?
Una de las demandas que debemos levantar como territorio es la preservación de nuestra lengua. Hoy estamos en desventaja, porque nos han quitado todo, hasta el hablar. Hoy muchos jóvenes ni siquiera sabemos hablar bien nuestro propio idioma. Nos enseñan y obligan en las escuelas a aprender otros idiomas como el inglés, pero nuestra cultura vive y existe porque tenemos un idioma que es una gran fuente de conocimiento y de espiritualidad. Perder nuestro mapuzungun significaría perder una parte de nuestra historia.
¿Cómo analizas lo que sucedió en el 8M?
Primero que todo súper contenta dentro de lo emocional, porque fue masivo e histórico, también lo vemos como un balance bueno, algo que nos da la fuerza para seguir adelante, para seguir luchando por nuestros derechos. Nos han tenido tanto tiempo sometidas que hoy podemos decir “ya no más” y que paren con todas las violencias que existen en diferentes ámbitos. En la antigüedad existía una dualidad en seres, algo que debe existir todavía. A modo personal yo creo que hay mucha influencia colonialista y cristiano-religiosa en nuestro actuar actual, pero también está en nosotros saber qué está bien mal y qué está mal, porque debemos ser parte de la solución y no del problema. La violencia machista en comunidades sí existe y ocultarlo es violento, hay que decir las cosas como son.
¿Cómo fue la aceptación de las mujeres chilenas de la coordinadora?
Las chicas tuvieron una muy buena acogida, siempre estuvieron dispuestas a apoyar en lo que sea y entendieron que nuestras demandas son importantes, que hay que llevarlas en conjunto, porque no podemos estar solas en esto. Hubo una buena aceptación de todas las chicas de la coordinadora, y me alegro que se haya dado así la cosa, porque en algún otro tiempo quizás no hubiese sido así.
Creo que este 8M se caracterizó en que las demandas feministas no tan solo se reducen a las demandas de la élite, estamos tomando demandas que son de pueblos, de territorios, hablamos de un feminismo antirracista y anticolonial y lo hablamos todas, no solamente las que lo vivimos.
¿Cómo se continuará articulando el movimiento?
Todavía nos seguimos comunicando con las compañeras de diferentes territorios, vamos a seguir estando articuladas para poder llevar adelante las demandas y poder seguir organizándonos. No podemos perder el foco, que es exigir nuestros derechos. Lo más importante es no olvidar de dónde somos y para dónde vamos.
[1] Del mapudungun, trari: atar y lonco: cabeza. Cintillo o faja de plata para sujetar el cabello.