Julieta Paredes y Adriana Guzmán: Feminismo comunitario como herramienta de lucha contra el patriarcado

“Cuestionar las razones políticas del uso de las categorías con las que nombramos la práctica, de acuerdo al momento político histórico que estamos viviendo y desde ahí generar respuestas”, son palabras que escuchamos de las feministas comunitarias Julieta Paredes y Adriana Guzmán el 10 y 11 de julio, en su participación dentro del Curso de Extensión “Género y Etnicidad: reflexiones desde el Sur del mundo” y en el “Conversatorio Internacional de Género, etnicidad y descolonización” que organizan el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG), con el apoyo de la Cátedra Indígena de la Universidad de Chile.

El día jueves a las 18:30 hrs, en el Auditorio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, la lectura de los comentarios de Sonia Montecino, Directora del CIEG y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, presentaron a la activista revolucionaria Julieta Paredes, quien inició por instar a las y los asistentes a construir con placer, un conocimiento útil, donde no se trate de teorizar sino de nombrar una acción política. Éste es el ejercicio que ellas han practicado y solicitan de forma crítica a las academias.

Durante su charla, Julieta Paredes describió que a partir del 2003 con la insurrección del gas, la lucha de los y las bolivianas por expulsar al neoliberalismo de sus territorios, promovió un proceso creativo para el cambio. Asegura que los escenarios de transformación requieren de propuestas sustentadas en conceptualizaciones desde nuestras realidades latinoamericanas; ya no recurriendo a discursos europeos, a los que reconoce sus aportes, pero dice, no nos representan y terminan además por borrar las memorias de nuestros territorios.

Desde su trabajo colectivo en Mujeres Creando Comunidad y la Asamblea de Feminismo Comunitario han construido espacios de reflexión para aportar herramientas de lucha que parten por batallas semánticas. Asevera que la estrategia no es crear palabras nuevas, sino disputar los significados y construcciones de las existentes, como es el caso de la resignificación del feminismo; concepto a través del cual cuestiona un colonialismo académico intelectual. Su feminismo, el “Feminismocomunitario”, pasa por los cuerpos de las mujeres en Bolivia, por sus identidades y el rescate de la memoria histórica política de sus ancestras, reapropiándose del concepto y convocando a la trasformación, en y para la comunidad como propuesta.

“El feminismo es para nosotras la lucha de cualquier mujer, en cualquier tiempo de la historia, en cualquier parte del mundo, que lucha y se rebela ante un patriarcado que la oprime o la quiere oprimir”

Explicó en ese sentido, que la decolonización y lucha contra el capitalismo no son suficientes porque “el patriarcado es el sistema de todas las opresiones, explotaciones, violencias y discriminaciones que viven hombres, mujeres, intersexuales y la naturaleza, históricamente construidas sobre el cuerpo sexuado de las mujeres”. A partir de ello, expuso conceptos como entronque patriarcal, que refiere a cómo se agudizaron las condiciones patriarcales en Abya Yala posterior a la colonización, sin negar una existencia previa, y al mismo tiempo, cómo en Europa mejoraron las condiciones de las mujeres después del 1492. “Esto convoca un posicionamiento en nosotras las feministas comunitarias con respecto a la descolonización en el debate con nuestros hermanos. Para nosotras es una de las tareas de la despatriarcalización y no al revés como plantean ellos (…) pues no quieren reconocer que son privilegiados”. No obstante, advierte que el posicionamiento no es, ni debe ser ante los hombres, sino ante el patriarcado; pues ellos son compañeros, pares en este proceso de refundación. Por esta misma razón, comenta “necesitamos que nuestros hermanos se cuestionen”.

La mirada de hombres y mujeres es distinta afirma, porque no tenemos el mismo cuerpo “Se ha confundido la base política material histórica que es el cuerpo, con la construcción social como cárcel, que es el género”.

Por su parte Adriana Guzmán comenzó por expresar que el cambio en Bolivia es de las organizaciones sociales, no es sólo de un gobierno; porque las organizaciones asumen un compromiso. “No podemos renunciar a la responsabilidad histórica de proponer; una responsabilidad con nuestras abuelas que han resistido, que han muerto en resistencia, y por responsabilidad y respeto a ellas, no podemos seguir en la resistencia y tenemos que pasar a la propuesta. Porque en la medida en que el sistema nos tenga resistiendo, el sistema va a seguir existiendo”. Señaló los debates que sostienen en la actualidad sobre la necesidad no sólo de decolonizar, sino de despatriarcalizar. De ahí la urgencia por construir herramientas de lucha y propuesta que eviten el recicle del patriarcado.

Recientemente, en el Encuentro Sindical Mundial con 3500 dirigentes sindicales hombres “hemos logrado que se incluya el compromiso de la clase trabajadora mundial en la lucha contra el patriarcado” expresó seguida de aplausos. Fue enfática en apuntar que para profundizar el proceso de cambio se debe ir más vaya de políticas de salud que consideren la despenalización del aborto, porque las mujeres no son sólo úteros. Por otro lado, sostuvo que “un proceso si no se expande en términos territoriales, o sea si no logramos que nuestras hermanas y hermanos en Chile, la Argentina, México, sepan que son responsables de este proceso”, este proceso se pierde, “porque lo que no crece se contrae”. Cerró manifestando que ellas se duelen y asumen una responsabilidad con todo lo que pasa en Abya Yala.

Su exposición finalizó con la sala y las escaleras repletas. La sesión de preguntas estuvo llena de felicitaciones por parte del público presente, quienes manifestaron su reconocimiento a la propuesta e incluso extendieron invitaciones a las activistas para participar en diversas instancias, sobre todo de comunidad mapuche, pues, según comentaron, sus planteamientos representan una contribución en el escenario actual.

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