Entrevista a Loreto Rebolledo, periodista y fundadora del CIEG

Loreto Rebolledo es profesora del Magíster en Estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales, y una de las fundadoras del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género, de la Universidad de Chile. Es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Licenciada en Antropología, Universidad Católica del Ecuador, Magíster en Historia con mención en Historia Andina, FLACSO, y Doctora en Historia de América, Universidad de Barcelona. Fue Subdirectora del Instituto la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, y actualmente es Directora Alterna de la Iniciativa Bicentenario y profesora titular del Instituto de la Comunicación e Imagen, de la Universidad de Chile.

Su trayectoria académica estuvo fuertemente marcada por lo político, como mujer y militante, participó en el Centro de Estudios de la Mujer (CEM) (1986-90) y el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer (CEDEM) (1990-92).  En la siguiente entrevista, platicamos con ella respecto a sus experiencias como mujer en la academia, su visión sobre el periodismo actual y las posibilidades del periodismo no sexista.

 

¿Cuál es la relación que tienen las mujeres con la academia? En su experiencia, ¿estamos incluidas en estos espacios?

El ser mujer y ser académica, dentro de esta universidad y en general en el sistema universitario, se vive de forma similar. Porque si uno piensa cómo se formaron y ve cuál es la lógica con que funcionan las universidades, que surgieron de los monasterios en la edad media, por lo tanto son espacios muy masculinizados que funcionan con lógicas muy androcéntricas.

Para las mujeres ha sido difícil ingresar en esos espacios, se partió muy marginalmente, a finales del siglo XIX. De a poco se ha ido incrementando la matrícula, pero vamos viendo que igual la universidad sigue reproduciendo, de una u otra manera, lo que son las definiciones o los mandatos de género. Por ejemplo, ahora estamos con la matricula femenina en primer año mayor que la masculina. Sin embargo, cuando vas mirando las áreas en que están, te encuentras con que hay áreas que son claramente  feminizadas: educación, salud, humanidades y ciencias sociales. Todo aquello que parece como prolongación de las actividades que tradicionalmente se han asignado a las mujeres.

Esta universidad no ha tenido nunca y las universidades públicas en general, no han tenido rectoras mujeres, se reproduce lo que está en el mismo mercado de trabajo, por una parte cuesta ascender en la escala de poder. El ser mujer y académica implica el tener claro que vas a tener que luchar con todo un sistema que está construido desde otra lógica, o luchar y defender ciertos espacios o bien, asumiéndote en el lugar que te asignaron, es siempre una cierta tensión.

¿Cómo ha sido su propia experiencia académica y laboral?

Mi experiencia fue bien particular, porque viví dos años exiliada. Comencé mi carrera profesional primero graduándome como periodista en Chile y trabaje un par de años. Después llegue a Ecuador y ahí decidí estudiar antropología. Ahí empecé mi carrera académica, empecé a trabajar como ayudante, después estuve a cargo de armar una revista, después de eso hice una maestría en historia andina.

Llegue a Chile en dictadura, y empecé a trabajar en el Centro de Estudios de la Mujer, haciendo investigación y cursos electivos. El año 1993 la fundación Ford decide que es importante que todo el conocimiento, todo lo que se ha desarrollado en temas de género, tenga que estar en las universidades. Sonia Montecino ya estaba dando un curso, así que la fundación creó un proyecto y se formó el PIEG que después fue el CIEG. Llegamos el 93 con financiamiento externo y entramos en esta temática específica.

 

Fotografía Loreto Rebolledo y Sonia Montecino, en Memoria Chilena.

¿Por qué se inclinó por el lado humanista, por qué periodismo y no otra carrera?

Me iba pésimo con las matemáticas, física, química. Eran materias que nunca se me dieron. Yo creo que había una cuestión mía, además yo vengo de una familia que viene del lado humanista, revisé tres generaciones y a nadie se le dio las matemáticas.

¿Por qué periodismo? Lo clásico: siempre me gustó leer. Redactaba muy bien y me parecía atractivo lo del periodismo, pero a mitad de carrera me di cuenta que no era lo que yo quería. Ese énfasis en el reporteo, no era lo que más me interesaba. Tenía otra idea de lo que era el periodismo, y afortunadamente es una carrera tan amplia que te permite ir encontrando un camino…Y lo encontré. Trabaje en la época de la UP, en una filial de la Corfo con pequeños empresarios y artesanos sacando un diario.

Cuando fui a Ecuador, tienes todo un mundo allá, una realidad distinta y dije: eso es lo que quiero. Me puse a estudiar antropología y luego se abrió una maestría en historia andina. Fue la primera que abrió FLACSO y era un lujo porque habían traído a los mejores profesores de todos lados. Después de eso llegue a Chile, y empecé a buscar trabajo, daba clases y me alcanzaba para los cigarros y la micro. Eran cursos electivos en el IPS, también electivos en la Arcis, pero con eso no vivía. Empiezo a buscar trabajo y ahí llego al Centro de Estudio de la Mujer a trabajar con mujeres rurales, indígenas, que eran artesanas.

Ahí tuve un salto de nuevo a la universidad. Entonces no es la trayectoria normal, esta cruzada por toda la cuestión política. Primero, porque cuando era joven militaba en partidos de izquierda, donde está el tema de la clase, marcada por las diferencias sociales. Después en Ecuador, me meto en la cuestión étnica, y cuando llego a Chile el movimiento de mujeres estaba en alza y ahí me meto en eso.

¿Cuál es la situación actual de las mujeres en Chile?

Yo creo que en algunos planos hemos avanzado, pero las cifras muchas veces son engañosas, la segregación horizontal sigue existiendo y la vertical también. Las mujeres se incorporan más al mercado de trabajo pero con menos sueldos, con más problemas. Efectivamente las mujeres hemos ganado terreno, pero las resistencias masculinas han ido encontrando distintas vías y se manifiestan de diferentes maneras. Hay temas que siguen permanentemente estando ahí, como el tema de la violencia, que es una cuestión que no se logra superar, por más que se han hecho capacitaciones. Es un tema que está ahí.  Lo mismo que la brecha salarial, si pensamos que recién las mujeres votaron en el año 49, claro que hemos avanzado pero no podemos decir que esta todo instalado y listo.¿Cómo cree que se han abordado los temas de violencia de género y femicidios en los medios de comunicación?

Hace poco fui a una exposición histórica, donde había ropa antigua de mujer, pero además había fotos de portadas de diario y era sorprendente como algunas portadas se parecían mucho. Por ejemplo: “la mate porque la quería”. Esa estaba y La Cuarta había puesto hace poco algo casi igual en portada. O sea, tú dices acá hay cosas que no se cambian. Esa ideología machista, sigue permeando y sigue funcionando. Una cuestión tremendamente machista, tremendamente sexista, que es violencia simbólica igual.

¿Qué opina sobre los casos de mujeres mapuche que están pasando por sucesos complicados, como la machi Francisca Linconao y Lorenza Cayuhan?

Ahí encuentras cómo efectivamente está operando el género de manera más clara, si hubieran sido mujeres blancas, la situación probablemente hubiera sido otra. Pero ahí les pesó el ser mujer e indígenas, hay grupos que son mucho más discriminados. En el caso de las mujeres mapuche se las han vinculado muy fuertemente con la violencia, se les caracteriza y se las estereotipa con situaciones como terrorismo. Hay un tema de efectivamente no mostrar que está pasando con determinados grupos de mujeres.

¿Cuál es la situación actual del periodismo? Con la reciente muerte de Agustín Edwards ¿habrá algún cambio?

Me temo que no.  El mercurio ha llevado una línea muy claramente ligada a la derecha, vinculada a  la dictadura, con vínculos muy fuertes con Estados Unidos, incluida la CIA. Y esa marca no va a cambiar. Me imagino que don Agustín ha dejado claramente establecido el modelo a seguir, de hecho, dijo cuál de sus hijos se quedará a cargo del diario, que fue el que fue secuestrado por el Frente. Incluso dicen que dejó la portada diseñada, para cuando se muriera, cómo Pinochet y las leyes de amarre, yo no creo que vaya a haber cambio por lo menos en el corto plazo.

¿El periodismo no sexista es posible?

Yo creo que algo han permeado, hay cuestiones que uno ve incluso en el lenguaje, que son más inclusivas. Hay pequeños esfuerzos que van marcando ciertas maneras de escribir. Creo que igual hay otras que no han cambiado. Fíjate donde va la violencia de género, va en policial, no va en cultural o sociedad. Hay una cuestión cultural porque se esa matando mujeres, y lo mandan a policial. Hay cosas que ahí siguen y que va a costar romper sin duda.

En relación a los medios, hay un tema bien complejo que es el tema de la estructura, el duopolio. El día que murió Edwards, la cantidad de páginas que le dedicaron era impresionante, lo mismo que El Mercurio. El cambio puede venir de alguna manera, a través de la prensa digital, que es bastante más autónoma y bastante más libre. También la educación es fundamental para erradicar el tema del racismo y la discriminación. Integrar, donde se consideren las diversidades y cómo podemos vivir en conjunto de manera armónica respetando a los que son distintos.

 

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